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¿Voy a sufrir un infarto? Estos síntomas aparecen días antes

El infarto de miocardio es una patología frecuente asociada a diferentes factores de riesgo. El tiempo de detección es clave para evitar secuelas a corto y largo plazo. La buena noticia es que hay señales de alerta que pueden prevenirlo a tiempo.



Conocido comúnmente como infarto, el infarto de miocardio aparece “cuando se produce un daño en el músculo del corazón, en el tejido cardíaco, como consecuencia de un déficit en la llegada de oxígeno o de sangre”, explica a CuídatePlus Pablo Jorge Pérez, coordinador del Grupo de Trabajo RCP de la Sociedad Española de Cardiología y cardiólogo en el Complejo Hospitalario Universitario de Canarias. Como explica el experto, “el 80% de ellos se produce por una obstrucción en una de las arterias del corazón a consecuencia de un trombo o de una placa de ateroma, es decir, por un acúmulo de sustancias dentro de la pared de la arteria que acaba obstruyéndolas”.



El infarto “puede ser más o menos pequeño o más o menos grave en función de la zona afectada y de la colocación exacta en la que se encuentre la obstrucción”, detalla. “Cuánto más cerca esté el tapón de la salida de la arteria, por ejemplo, más daño existirá y más grave será el infarto”.


Las fases de un infarto son las siguientes:


Las arterias coronarias se estrechan

El oxígeno no llega al miocardio

El miocardio, al no recibir oxígeno, no puede producir energía para moverse

Mueren las células del tejido que no reciben sangre (el tejido se necrosa)

Es verdad que existen factores de riesgo que predisponen a padecer un infarto de miocardio. De hecho, según señala Pérez, “está demostrado científicamente que la suma de diferentes factores de riesgo aumentan las probabilidades de sufrir un infarto”. Entre ellos están: “Fumar, no hacer ejercicio, la hipertensión, la diabetes y el colesterol elevado”. También hay otros menos importantes y que también influyen en su aparición como “el estrés y la obesidad”, añade Antonio Álvarez-Vieitez, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Nuestra Señora del Rosario.


Pero no sólo con prevenir los factores de riesgo estamos a salvo de un infarto ya que también se puede sufrir uno sin tener ningún factor de riesgo debido, fundamentalmente, al “acúmulo progresivo de colesterol y de sustancias dañinas para las arterias”, señala Pérez. Lo que va acorde con la edad: “A mayor edad, más riesgo de enfermedad coronaria”. Y con el género, ya que los hombres suelen sufrir más infartos que las mujeres, sobre todo en edades más jóvenes, aunque en las mujeres aumenta su incidencia después de la menopausia porque se multiplica el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en esta etapa. “Antes de tener la menopausia tienen menos incidencia por el efecto protector de las hormonas, concretamente de los estrógenos”, señala Pérez.


Señales previas que nos alertan con tiempo

Muchas personas desconocen que existen síntomas previos a un infarto de miocardio que nos pueden alertar de que algo no va bien y adelantarnos. Como informa Álvarez-Vieitez: “El síntoma principal que nos debe poner en alerta es la angina de pecho, es decir, un dolor precordial sobre todo desencadenado por los esfuerzos y que cede con el reposo. También la disnea (fatiga con pequeños esfuerzos), el cansancio y la astenia”.


“Es habitual que los pacientes que han sufrido un infarto, hayan tenido en los días previos un síntoma brusco de alarma”, apunta Pérez.


Cansancio excesivo

Dolor molestias o disconfort en el pecho

Incapacidad para hacer ejercicios que antes sí podíamos hacer por dolor o molestias en el pecho que comienza en el centro y suele dirigirse hacia el brazo izquierdo o derecho, hombro o espalda.

Esto, asegura el cardiólogo de la SEC, “es muy característico del dolor isquémico, que es un síntoma previo al infarto pero que la gente no lo asocia con el corazón”. Y no lo asocia con el corazón porque estas molestias suelen aparece como consecuencia de un esfuerzo físico y nunca estando en reposo, de ahí la importancia de estar alerta y de consultar con el médico ya que, como recuerda, “es precisamente este el momento ideal para consultar con el médico y para hacer una revisión”. ¿Por qué? “porque si la obstrucción de la arteria no es total, todavía existe la posiblidad de recuperar el tejido de la arteria que no está muerto y evitar otro tipo de intervenciones más complejas e invasivas”.


Los síntomas propios de un infarto

El síntoma más típico del infarto “es una sensación de opresión o dolor detrás del esternón que dificulta la respiración, con irradiación al brazo izquierdo o a la mandíbula y que se suele acompañar de mal estado general sudor frío, palidez, ganas de vomitar y mareo”, describe Álvarez-Vieitez .


Como indica Pérez, la mayoría de las ocasiones “no se presentan todos los síntomas, sino una combinación variable de algunos de ellos”. Otras veces, añade, “se manifiesta con dolor en la parte alta del abdomen, dificultad para respirar, ganas de vomitar y pérdida de conocimiento”.

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