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Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Qué es

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es el trastorno psiquiátrico más frecuente en la infancia. Tiene un origen neurobiológico y sus síntomas más habituales son, tal y como indica su denominación, la inatención, la hiperactividad y la impulsividad. Es una afección crónica que frecuentemente se diagnostica en la infancia y en muchos casos persiste en la edad adulta.



Prevalencia

Su prevalencia en la población infantil española se situa en torno al 3-5%, en función de los distintos estudios llevados a cabo.


Según Azucena Díez, del departamento de Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra, esta patología afecta sobre todo a los niños y es más frecuente en varones. Sin embargo, aproximadamente entre el 60 y el 80 por ciento de los adultos mayores de 18 años que han tenido TDAH tienen persistencia de los síntomas. “Es decir, casi tres cuartas partes siguen refiriendo que tienen síntomas y que éstos interfieren en sus estudios, en su profesión, etc.”.



Causas

Javier Blumenfeld, pediatra y responsable de la consulta de TDAH del Hospital de El Escorial (Madrid), expone que este trastorno "se produce principalmente por alteraciones en una región del cerebro llamada corteza prefrontal, donde se realizan funciones mentales tan importantes como la concentración, el control de impulsos y la memoria a corto plazo, también llamada memoria de trabajo".


La mayor principal causa es la genética y existe un componente hereditario, pero "existen multitud de causas ambientales que pueden producir disfunción en esta parte del cerebro, y por lo tanto, TDAH". Entre otras, alteraciones neonatales como alcoholismo o adicción a otras drogas durante el embarazo, traumatismos, tóxicos ambientales, meningitis, sufrimiento fetal durante el parto... "Es decir, cualquier elemento que puede dañar el correcto desarrollo de la corteza prefrontal puede acabar causando TDAH", resalta Blumenfeld.


Alda apunta que no se puede hablar de uno, sino de múltiples genes que intervienen en la aparición de este trastorno: "Hay varios genes candidatos, como por ejemplo los relacionados con la dopamina y la noradrenalina".


El TDAH mantiene una relación bidireccional con los problemas de sueño, no en vano se calcula que más de la mitad de los niños con TDAH presentan en algún momento problemas de sueño, por lo que, como explica el doctorEl TDAH mantiene una relación bidireccional con los problemas de sueño, no en vano se calcula que más de la mitad de los niños con TDAH presentan en algún momento problemas de sueño, por lo que, como explica Óscar Sans, coordinador del grupo de trabajo de Pediatría de la Sociedad Española de Sueño (SES), “no es inhabitual que algunos niños sean diagnosticados del trastorno tras acudir a una Unidad de Sueño Pediátrica por problemas con su descanso”.


En general, señala el experto, los niños con TDAH presentan un trastorno asociado del ritmo circadiano conocido como retraso de fase, lo que se traduce en una tendencia a ser más vespertinos, es decir, a dormirse más tarde por la noche. “Esto provoca que duerman menos horas de las que deberían porque al final el horario escolar es el que es. Y el hecho de dormir menos acentúa y empeora la clínica del TDAH durante el día (están más irritables, más hiperactivos y presentan mayores problemas de concentración). Es la pescadilla que se muerde la cola”, reflexiona.


Síntomas

Los niños con TDAH son muy inquietos e impulsivos y tienen problemas para prestar atención y concentrarse. A pesar de intentarlo, son incapaces de escuchar correctamente, de organizar sus tareas, de seguir instrucciones complejas, de trabajar o jugar en equipo. Actuar sin pensar (la conducta impulsiva) les provoca problemas con padres, amigos y profesores.


Esta patología puede afectar negativamente al rendimiento de los niños en el colegio, así como a otros aspectos de su vida familiar y social.


Las manifestaciones pueden dividirse en tres grupos:


Síntomas relacionados con la inatención

El principal síntoma consiste en que los niños no son capaces de mantener la atención que se espera para su edad durante mucho tiempo. Además, a estos niños les cuesta ponerse a hacer todas las tareas que suponen un esfuerzo mental. “Están como en su mundo, se distraen con facilidad y van de un tema a otro”, afirma Díez.


El principal lugar donde se aprecian estas manifestaciones es en el ámbito escolar. Los profesores a veces presentan quejas en este sentido, pero también aparecen en casa: cuando un niño tiene que organizar sus cosas o cuando se muestra muy despistado.


En general suele caracterizarse por:


No atiende detalles, comete errores.

Dificultad para mantener la atención.

Sordera ficticia.

No sigue instrucciones, no termina las tareas.

Dificultad para organizarse.

Evita tareas que requieren esfuerzo continuado.

Olvida y pierde cosas necesarias para su actividad.

Fácil distracción por estímulos externos.

Olvidadizo en las actividades diarias.

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