El trastorno por atracón tiende a cronificarse y puede dar lugar a complicaciones físicas y psíquicas graves. Por eso, es importante conocer los signos de alerta que contribuyen a su diagnóstico para ponerse en manos profesionales cuanto antes.
El trastorno por atracón se caracteriza por la ingestión compulsiva de grandes cantidades de comida de forma repetida y la pérdida del control de la conducta alimentaria. A diferencia de la bulimia, no se acompaña de ningún comportamiento compensatorio de la sobreingesta: ni inducción del vómito, ni purgantes, ni ejercicio intenso. Se estima que entre el 1% y el 3% de la población sufre este problema, que muchas veces no resulta fácil de diagnosticar.
Además de ser un trastorno muy prevalente, tiende a cronificarse en mucha mayor medida de lo que se pensaba, según un estudio que se acaba de publicar en la revista Psychological Medicine. Se trata de una investigación dirigida por investigadores del Hospital McLean (en Massachusetts, Estados Unidos) que muestra que el 61% de los afectados seguían experimentando síntomas al cabo de dos años y medio. El porcentaje solo se reducía hasta el 45% cuando habían transcurrido 5 años desde el diagnóstico inicial. Estos resultados contradicen los datos de estudios prospectivos anteriores, que documentaron tiempos de remisión más rápidos, según exponen los autores, encabezados por Kristin Javaras, psicóloga de la División de Salud Mental de la Mujer del citado centro.
¿Por qué a mí? Causas y factores de riesgo
Las causas del trastorno por atracón son multifactoriales. Se han descrito alteraciones neurobiológicas asociadas a una mayor vulnerabilidad a padecer esta afección y podría haber un componente genético. Pero también parecen influir de forma decisiva factores psicológicos como la falta de autoestima, las dificultades en las relaciones interpersonales, problemas para afrontar el estrés…
Entre los posibles factores de riesgo se pueden citar los siguientes:
Un patrón familiar de trastornos alimentarios.
Un patrón familiar de afrontamiento emocional disfuncional.
Haber padecido algún trauma o abuso.
Una historia personal de inseguridad alimentaria.
Un trastorno del estado de ánimo como la depresión.
Trastorno de ansiedad (general o específico).
Trastorno por consumo de sustancias.
Complicaciones físicas y psíquicas
Las personas con trastorno por atracón, que afecta más a las mujeres que a los hombres, tienen más riesgo de sufrir las siguientes condiciones y enfermedades.
Sobrepeso y obesidad.
Enfermedades de la vesícula biliar.
Enfermedad cardiaca.
Ciertos tipos de cáncer.
Enfermedades psiquiátricas, especialmente depresión.
Trastornos por abuso de sustancias.
Señales de alerta del trastorno por atracón
La confirmación de la existencia de un trastorno por atracón debe hacerla un médico, que se guiará por los criterios establecidos en los manuales de diagnóstico psiquiátrico, como el DSM-5. No obstante, existen algunas pistas o señales de alerta que pueden advertir de la necesidad de consultar a un especialista en salud mental. Presentar uno o dos signos de alarma no tiene por qué significar que se padece el trastorno, pero cuando ya son varios hay que empezar a sospechar. Estos son los más destacados:
Comer una mayor cantidad de alimentos que la mayoría de las personas en un período limitado (de una a dos horas).
Sentir una sensación de compulsión o falta de control asociada a la ingesta de comida.
Atracarse a comer al menos una vez a la semana durante un periodo mínimo de 3 meses.
Sentimientos de angustia, culpabilidad, depresión o autodesprecio durante y tras los atracones.
Comer hasta sentirse incómodamente lleno.
Comer grandes cantidades de comida incluso cuando no se tiene hambre.
Comer más rápido de lo habitual.
Comer en solitario o a escondidas debido a la vergüenza que se siente por la cantidad ingerida o por tener esta conducta alimentaria.
El atracón no se asocia a un comportamiento compensatorio (vomitar, hacer ejercicio intenso, ayunar durante un largo periodo a continuación…).
Tratamiento habitual
Una vez diagnosticado, el tratamiento del trastorno por atracón debe correr a cargo de un equipo multidisciplinar especializado en trastornos alimentarios integrado por psicólogos, psiquiatras, nutricionistas y médicos. La terapia consiste en una intervención global que abarque los distintos ámbitos de la vida del paciente: gestión de las emociones, una adecuada alimentación, cambios en los hábitos poco saludables, control del estrés, trabajar en el ámbito laboral, familiar y social…
Además de la vertiente psicológica, que habitualmente se apoya en las terapias grupales, los psiquiatras pueden prescribir algunos fármacos, como antidepresivos y estabilizadores del ánimo.
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