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Los nutricionistas advierten: No hay evidencia de que las bebidas energéticas mejoren la concentración en los estudios

Las bebidas energéticas son aquellas que contienen diversas combinaciones de vitaminas, minerales y sustancias estimulantes como una alta dosis de cafeína, extractos de plantas y otros compuestos como la taurina, carnitina, inositol o glocuronolactona y de una importante cantidad de azúcares añadidos.



El Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas alerta de que el consumo de bebidas energéticas (aquellas con alto contenido en cafeína y otras sustancias estimulantes) puede ocasionar efectos negativos sobre la salud a corto y medio plazo, especialmente entre los niños y jóvenes, en una época del año en que su consumo se ve aumentado en este grupo de población con el propósito de “mejorar la concentración” ante la época de exámenes finales o pruebas de acceso a estudios. 


Como informan, las bebidas energéticas son aquellas que contienen diversas combinaciones de vitaminas, minerales y sustancias estimulantes como una alta dosis de cafeína (hasta 275 mg por cada envase), extractos de plantas como ginseng o guaraná, además de otros compuestos como la taurina, carnitina, inositol o glocuronolactona y de una importante cantidad de azúcares añadidos. Este tipo de bebidas “anuncian combatir el cansancio y la fatiga, mantenerse despierto y activo, y aumentar el rendimiento físico y mental y actualmente son tendencia entre los jóvenes por su facilidad de acceso, disponibilidad y precio”.



De hecho, según datos del estudio ETUDES sobre uso de drogas en jóvenes, se ha producido un aumento en su consumo entre este grupo de población desde 2014 a 2023, pasando del 49,7% al 54,4% en hombres y del 31,4% al 40,7% en mujeres. El dietista-nutricionista y presidente del consejo, Manuel Moñino, advierte que la ingesta de bebidas energéticas “afecta negativamente a la salud, ya que altera el patrón de sueño y puede generar ansiedad, hipocondría, insomnio, cefalea, depresión…”.


Además, señala que “a medio y largo plazo, su consumo habitual incrementa el riesgo de daño cardiovascular, hematológico, neurológico y psico-comportamental, sin olvidar que la significativa cantidad de azúcares añadidos que contienen se asocia a mayor riesgo de obesidad y otras enfermedades crónicas”. 


El mayor riesgo, la dependencia

Un efecto especialmente preocupante es que provocan una “dependencia física moderada y una mayor tolerancia a la cafeína, que hace que cada vez se necesite más cantidad de esta sustancia para tener un efecto perceptible, creando síndrome de abstinencia y, por lo tanto, dependencia y adicción”. 


Ya en 2009 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) las consideró un riesgo emergente, y más del 50% de los jóvenes declaró tomarlas con regularidad.


También el Ministerio de Sanidad y la Asociación Española de Pediatría desaconsejan el consumo de este tipo de bebidas estimulantes en niños y adolescentes al considerarlas perjudiciales para la salud. 


¿Son realmente efectivas para mejorar el rendimiento? 

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) niega efectos positivos asociados a este tipo de bebidas y a uno de sus ingredientes principales, la taurina.


Tampoco existe evidencia científica sólida sobre el consumo de ginseng, el guaraná o la L-carnitina en la mejora del cansancio, la capacidad cognitiva o la resistencia física”, señalan los nutricionistas.

Por eso, “es capital evitar la exposición de niños y adolescentes a estas bebidas”, explica Moñino. Entonces, de cara a los exámenes ¿qué fórmulas o medidas hay para mejorar los resultados en los estudios sin necesidad de recurrir a sustancias estimulantes?


Pautas para aumentar la concentración

Desde el consejo de nutricionistas aconsejan:


  • Establecer una buena rutina de estudio  

  • Tener un descanso adecuado y de calidad  

  • La práctica regular de actividad física  

  • Seguir un patrón de alimentación saludable  

  • Reducción del ocio sedentario (pantallas) y promover una cultura saludable en casa, siendo la familia también ejemplo en este sentido y educando en alimentación y salud, para que desde pequeños sean sensibles a las consecuencias para su salud física y mental.

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