La contaminación ambiental se asocia con un aumento de los fallecimientos y de las patologías cardíacas. Te contamos qué efectos sobre la salud tiene el cambio climático y la contaminación lumínica y auditiva.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años alertando sobre la necesidad de reducir los contaminantes. Esto se debe a que la exposición a la contaminación del aire causa cada año cerca de 7 millones de muertes prematuras. Más de la mitad de esos fallecimientos se atribuyen a causas cardiovasculares, especialmente a la cardiopatía isquémica y al ictus.
Una nueva serie de investigaciones que se publican en Journal of the American College of Cardiology, señalan a los contaminantes y al cambio climático como los responsables de millones de muertes cardiovasculares cada año.
Los investigadores de este trabajo no sólo han analizado el calentamiento global, la polución, la exposición a los incendios forestales, si no también otras causas de enfermedad cardíaca menos conocidos, como la polución lumínica, auditiva y del suelo, así como la exposición a tóxicos. Según los autores, “la evidencia sugiere que el número de personas que mueren prematuramente a consecuencia de todas estas causas de contaminación es más alta de lo que se esperaba”, explica Jason Kovacic, director del Instituto de Investigación Cardíaca Victor Chang, de Sydney, Australia.
Al mismo tiempo el calentamiento global también aumenta el riesgo de incendios, lo que también incrementa la contaminación del aire y provoca la aparición de mecanismos que producen estrés oxidativo, inflamación y una peor función cardíaca, explica el estudio.
En esa misma línea, un estudio español del Ciberdem (área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del Ciber) y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga sugiere que la contaminación del aire tiene efectos nocivos sobre el nivel de lípidos sanguíneos y puede incrementar los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares. El trabajo se publica en European Journal of Clinical Investigation.
Aumento de la temperatura
El informe The Lancet Countdown in Europe 2024 ya advertía de que el cambio climático no trae buenas noticias para la salud de los europeos. El documento señala que las muertes relacionadas con el calor en Europa han sufrido un aumento de 17 muertes por cada 100.000 habitantes. En este sentido, Kovacic afirma que durante las olas de calor, el riesgo de mortalidad cardiovascular asociada al calor puede aumentar en más de un 10%.
Además, las horas de riesgo de estrés térmico para la actividad física -tanto en ejercicios de intensidad media -fútbol o bicicleta- como extenuante para los que practican rugby o bicicleta de montaña- también han aumentado, “lo que puede llevar a una reducción en la práctica de actividad física y que repercuta en un aumento de riesgo de enfermedades no transmisibles”, como la obesidad, la diabetes…
Este informe también relaciona el aumento en la temperatura con un mejor caldo de cultivo para los insectos que transmiten enfermedades, como el virus del Nilo Occidental, el dengue, la malaria… en zonas donde antes no había transmisión.
Efectos en el organismo de la contaminación
Lo cierto es que ya hay una gran cantidad de evidencia que relaciona la exposición a corto o largo plazo a la contaminación con una gran cantidad de enfermedades, desde el ictus, la cardiopatía isquémica, la EPOC, el cáncer de pulmón, el agravamiento del asma, infecciones respiratorias de las vías bajas, diabetes tipo 2, obesidad, enfermedad de Alzheimer y demencia, y otros tipos de cáncer. En esa misma línea, un estudio español del Ciberdem (área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del Ciber) y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga sugiere que la contaminación del aire tiene efectos nocivos sobre el nivel de lípidos sanguíneos y puede incrementar los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares. El trabajo se publica en European Journal of Clinical Investigation.
Cómo afectan al cuerpo los contaminantes es diferente, pero parece que respirar el humo y otros contaminantes puede hacer que estos pasen a la sangre y de ahí viajen a otros órganos, además de causar estrés oxidativo. De forma externa el ruido o la contaminación lumínica puede afectar a los patrones de sueño, lo que también puede relacionarse con hipertensión arterial, ganancia de peso…
¿Cómo afecta a niños y adolescentes?
La Agencia Europea de Medio Ambiente avisa de que los niños y los adolescentes son los más vulnerables puesto que sus organismos aún están en desarrollo. De hecho, la contaminación acústica y ambiental afecta a la salud mental desde el embarazo y el efecto se extiende en los primeros años de vida, según un estudio en JAMA Network Open.
De esta misma manera parece que la exposición a la contaminación del aire (en este caso al dióxido de nitrógeno (NO2), cuya fuente principal es el tráfico) durante el embarazo y los primeros años de vida se relaciona con menor capacidad de atención entre los 4 y los 8 años. El estudio, realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “La Caixa”, se publica en Environment International.
En el otro extremo, otro trabajo del ISGlobal realizado en nueve países europeos, señala que la cercanía al domicilio de entornos naturales durante el embarazo se asocia con un mayor peso al nacer y menor probabilidad de tener un bebé pequeño para la edad gestacional.
Principales contaminantes
Los contaminantes clásicos, y sobre los que la OMS recomienda reducir los niveles para mejorar la calidad del aire son:
Las partículas en suspensión pueden presentarse en dos diámetros: 10 y 2,5 micras. Ambas penetran en los pulmones, pero las de 2,5 pueden entrar en el torrente sanguíneo, lo que produce afectación en el sistema cardiovascular y respiratorio.
Ozono.
Dióxido de nitrógeno.
Dióxido de azufre.
Monóxido de carbono.
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