La EvAU arrastra muchos nervios y tensión que hacen que los estudiantes se olviden casi de dormir. Lo cierto es que el descanso es fundamental para reforzar la memoria y el rendimiento.
Evaluación para el Acceso a la Universidad. La EvAU. Probablemente, las siglas más repetidas en todas las aulas de segundo de Bachillerato de España. Que si la EvAU esto, que si la EvAU lo otro. Así durante meses y, tras un curso de preparación, la prueba de fuego que decide el futuro académico ha llegado. Cómo no se van a presentar los nervios y la tensión. El alumno sólo piensa en una cosa: estudiar. Dormir ya si eso, para otro momento. Lo que quizás no tenga en cuenta el estudiante es que el descanso es fundamental para asentar todos aquellos conocimientos que durante las horas de hincar codos se adquieren.
“Es un error común querer estudiar muchas horas seguidas justo antes del examen porque no descansar de manera adecuada para poder funcionar bien al día siguiente hace que nuestro cerebro esté muy cargado”, advierte Óscar Sans, coordinador del grupo de trabajo de Pediatría de la Sociedad Española del Sueño (SES). Esta falta de descanso, continúa el especialista, provoca alteraciones en aquellos mecanismos que se activan durante el sueño y que están muy relacionados con la memoria, el aprendizaje y el rendimiento.
Por ello, “dormir las horas adecuadas es absolutamente imprescindible para poder hacer una buena recuperación de todo aquello que hemos aprendido”, remarca Sans. En este sentido, indica que no respetar los tiempos de sueño suele ser la causa de esa sensación de “quedarse en blanco” el día del examen a pesar de haber estudiado.
Al igual que una correcta nutrición y el ejercicio físico, desde la Sociedad Catalana de Neumología (Socap) recuerdan que el sueño de calidad es un elemento esencial de la salud. Sin embargo, este pilar “no está suficientemente valorado en nuestra sociedad, a menudo hiperactiva, en la que se prima la productividad y donde dormir puede llegar incluso a ser considerado como un elemento negativo o una pérdida de tiempo”, resalta Mercè Mayos, neumóloga y miembro de Socap, quien aclara que, no obstante, “dormimos para poder vivir durante el día”.
Consejos descansar bien en los días de exámenes
El primer consejo es básico: hay que dormir al menos entre ocho y nueve horas diarias. Más allá de tener este descanso mínimo, “es importante no hacer cambios muy bruscos respecto a la rutina habitual”, subraya el especialista de la SES. “En la adolescencia, generalmente se tiende a querer estar más despierto de madrugada para estudiar y, luego, dormir hasta tarde durante el día”.
Esta rutina, añade, puede ser contraproducente porque los exámenes se hacen por la mañana. Por tanto, Sans insiste: “Si la persona empieza a estudiar en la tarde noche, se va a dormir de madrugada y se levanta tarde, está acostumbrando al cuerpo a un ritmo diferente que al que va a tener el día del examen”.
Por otra parte, “a pesar de que es muy fácil decirlo”, es conveniente desconectar antes de ir a dormir con algo que relaje. En este punto, el experto aconseja hacer ejercicio, siempre que sea por la mañana o, al menos, tres horas antes de ir a dormir para evitar dificultades en el momento de conciliar el sueño. “Por un lado, ayudará a desconectar; y, por otro, va a mejorar toda esa energía y ansiedad que se pueda tener”, afirma.
Consumo de pantallas
Es muy común que en los descansos que se incluyan durante el estudio se aproveche para mirar el móvil. El consumo excesivo de pantallas una o dos horas antes de dormir “va a hacer que nos vayamos a la cama muy activados porque el cerebro piensa que es de día, lo que puede derivar en una situación de insomnio”. Sans detalla que cuando vamos a descansar, empieza la secreción interna de una hormona llamada melatonina, necesaria para conciliar el sueño: “Si me expongo mucho a la luz brillante, esta secreción no va a ocurrir”.
Esta es la razón por la que, en caso de estudiar ante la pantalla de un ordenador, es recomendable aplicar filtros de la luz azul o blanca “que pueden ayudar a que esta interacción sobre el reloj central de nuestro organismo no sea tan fuerte y ayude a que la melatonina salga a la hora que tiene que salir”.
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