Además de un excesivo frío, la ingesta de sustancias como el alcohol o algunas enfermedades también pueden desencadenar hipotermia. La desorientación, la amnesia o la pérdida de conocimiento son algunas señales de este cuadro.
Cuando hablamos de hipotermia, lo primero que se nos viene a la cabeza es un frío excesivo. Sin embargo, pueden ser otros los desencadenantes de este cuadro. La primera señal de que la temperatura corporal es demasiado baja es el enfriamiento de las extremidades debido a que el cuerpo reduce el flujo de sangre de los puntos más distantes de los órganos vitales. De esta forma, las zonas más próximas a la piel quedan desprotegidas.
Idoya Sanluis Fernández, médico de familia y jefa del Servicio de Urgencias en Vithas Vigo, explica a CuídatePlus cuáles son algunos síntomas característicos de la hipotermia: “Hay cierto adormecimiento, al que le sigue la desorientación, la amnesia, la pérdida de conocimiento”. Tras estos signos, continúa la especialista, “si la temperatura corporal desciende de los 20 grados, se puede producir el fallecimiento”.
Asimismo, Sanluis aclara que hay que considerar las condiciones ambientales que pueden favorecer la hipotermia como estar sumergidos en aguas frías (no necesariamente congeladas). “Si tenemos la mayor parte del cuerpo mojada, se dificulta el normal funcionamiento de los distintos mecanismos del cuerpo humano para mantener la temperatura corporal. Por eso, los marineros que caen al agua suelen sufrir hipotermia”, especifica.
Laura Polo Galán, médico de familia y miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), agrega algunas señales más que advierten de un cuadro de hipotermia y que se producen cuando la temperatura corporal está cercana a los 32º-34º:
Dificultad respiratoria.
Signos de congelación cutánea.
Palidez de la piel.
Ampollas y zonas de necrosis (piel ennegrecida o violácea).
Otras causas de hipotermia
La hipotermia también puede ser consecuencia de algunas enfermedades o de la ingesta de productos, incluso de ciertos fármacos. El alcohol, por ejemplo, puede ser responsable de este cuadro. Al contrario de lo que se piensa de que su consumo calienta el cuerpo, lo cierto es que interfiere con uno de los mecanismos normales de ahorro de temperatura de nuestro cuerpo en climas fríos, que es cerrar un poco los vasos sanguíneos más periféricos para evitar perder calor mientras que mantiene el flujo en los órganos internos.
De este modo, las bebidas alcohólicas causan vasodilatación cutánea y, por tanto, una mayor pérdida de calor por la piel. Esto hace que se corra un mayor riesgo de hipotermia en climas fríos. Por ello, desde el Ministerio de Sanidad se advierte que “en situaciones de embriaguez hay que abrigar y proporcionar calor a la persona y nunca intentar espabilar con duchas frías”.
Por otra parte, las afectaciones importantes en la piel, como les sucede a los quemados, o a pacientes con soriasis y dermatitis extensas, están en este grupo porque la pérdida o las lesiones de la piel provocan que el cuerpo pierda calor. Sucede lo mismo con algunos procedimientos médicos, como cuando se infunden sueros fríos, con la circulación extracorpórea (técnica que se utiliza en grandes cirugías), y la diálisis.
Problemas de salud de origen endocrino, como el hipotiroidismo o la malnutrición también disminuyen la producción de calor. “El hipotiroidismo no tratado puede hacer que la temperatura baje a 34-35 ⁰C”, enfatiza José Manuel Ramos Rincón, médico internista y portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Asimismo, el déficit vitamínico influye en la producción de calor y los diabéticos en situación de hipoglucemia tampoco pueden fabricarlo.
Enfermedades neurológicas
Las personas muy mayores tienen una menor reserva energética y no hacen una regulación adecuada del nivel metabólico, por lo que para aumentar la temperatura necesitan más calor ambiental. “También depende de la actividad que tengan, cuanto menos se muevan, más fríos están”, apunta el portavoz de la SEMI. La anorexia supone otro riesgo de hipotermia “debido a la falta de tejido graso y de energía”. Ramos destaca que el control de la temperatura se sitúa en el hipotálamo, así que los daños neurológicos que afectan a esa zona pueden desencadenar hipotermia. Sucede con los ictus, el parkinson y la esclerosis múltiple: “En la esclerosis múltiple se produce una anomalía que va parcheada y, si uno de esos parches está cerca del centro que controla la temperatura, puede aparecer la hipotermia”.
Algunos fármacos pueden tener un efecto similar, afectando a esa área del hipotálamo que regula la temperatura”. Es el caso de los antidepresivos, ansiolíticos e hipoglucémicos.
Además de las alteraciones cerebrales, las enfermedades de los nervios periféricos pueden causar también hipotermia. Sucede cuando está dañada la médula espinal: “Los parapléjicos pueden tener problemas con la temperatura”. O con la diabetes cuando esta enfermedad impacta en los nervios periféricos: “Estas afectaciones tocan las rutas nerviosas, que no funcionan bien. Se produce el estímulo en el hipotálamo pero no consigue llegar al final”.
Otras situaciones de riesgo son los traumatismos muy graves o las sepsis (infecciones generalizadas): “Los traumatismos que suceden en los accidentes de tráfico, por ejemplo, bajan mucho la temperatura. Es importante poner mantas al paciente para que no pierda calor”.
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