La polarización ha formado parte de la historia de la humanidad. La diferencia en la sociedad actual es la llegada de las redes sociales, responsables de mensajes sesgados, y que, de alguna forma, afectan a la salud mental.
Izquierda o derecha, creyente o ateo. El “conmigo o contra mí”. En definitiva, blanco o negro. Pero, ¿por qué cuesta tanto apreciar el gris? “La polarización tiene sentido porque a la gente le gusta tener las ideas claras. De alguna forma, una persona se adscribe a un sistema y ese sistema de creencias le da seguridad. Cuanto más firme y homogéneo sea, más segura se siente”, explica Luis Gutiérrez, vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), y autor de los libros “La belleza de vivir” y “Vivir más libre”. Aparentemente, continúa el experto, tener firmes convicciones puede ser positivo, pero, por otra parte, pueden impedir ver los matices, llevar a pensar que “no puede haber contradicciones porque no puede haber ambigüedades”.
Según Gutiérrez, “las personas son maduras porque se dan cuenta de que en la vida las cosas no siempre son de un color. Sin caer en el relativismo moral, sí que hay una cierta subjetividad de lo que nos ocurre. El problema es que la convicción puede llevar a la intolerancia o al fanatismo”. Acerca de las causas de la polarización, Alba Molinero, miembro del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla y León (Copyscyl), afirma que son diversas: “No solo entra en juego la propia postura ideológica, política o social, sino también una protección identitaria o de endogrupo frente a las posturas de otro exogrupo con el cual parecemos no compartir la mayoría de los rasgos identitarios”.
Una dicotomía muy clara que ayuda a explicar este fenómeno es el de cabeza-corazón. En este sentido, Gutiérrez alude al nacionalismo, un movimiento “muy sentimental”. El problema de argumentar las creencias de uno mismo en base a las emociones es que los razonamientos dados son muy difíciles de contradecir: “La persona se deja llevar por los sentimientos sin llegar a racionalizarlos o sin meter un pensamiento lógico”.
Por su parte, Molinero recuerda que las emociones son básicas y que, “a pesar de intentar anteponer esta parte más argumental, incluso en las personas consideradas más imparciales, siempre va a prevalecer un componente emocional que guiará la conducta”.
¿Está la sociedad cada vez más polarizada?
Polarización fue la palabra del año 2023 escogida por la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE). Sin embargo, afirmar que la población se encuentra cada vez más polarizada es algo que los expertos cuestionan. “Afirmar esto con rotundidad es quizás algo pretencioso, ya que no todo es siempre blanco o negro, contamos con una escala bastante amplia de grises en medio. Incluso los historiadores podrían mostrarnos innumerables ejemplos de polarización a lo largo de la historia”, subraya la especialista de Copyscyl.
En este punto, Gutiérrez recuerda que hace menos de un siglo España sufrió una guerra civil en la que lucharon los unos contra los otros. “La polarización forma parte de la vida y de las corrientes de pensamientos”, afirma.
Los expertos consultados por CuídatePlus coinciden en que quizás el elemento diferenciador de la sociedad actual es la llegada de las redes sociales y los medios de comunicación. “Tienen una función socializadora muy importante. Muestran las versiones más extremas de una misma situación, donde tiene más visibilidad aquellas noticias que destacan por ser impactantes o polémicas. No debemos olvidar que los medios de comunicación tradicionales han dejado paso a otros que funcionan con algoritmos y cookies, por tanto nos ofrecen a su vez una visión sesgada, repetida o quizás menos contrastada en cuanto a la diversidad ideológica. Todo ello puede generar aún un mayor nivel de polarización”, resalta Molinero.
El psiquiatra de la SEPSM añade que las redes sociales hacen que las personas estén continuamente recibiendo información muy simplista y acusadora: “Defender que hay un grupo poseedor de la verdad y que hay otro que lo único que hace es el mal y manipular a los otros, aparte de ser bastante simplista, hace mucho daño porque al final genera en la persona una visión del mundo bastante distorsionada. De ahí nace lo conspiranoico, la tendencia a las paranoias”.
Efectos negativos de la polarización sobre la salud mental
Gutiérrez apunta dos elementos clave sobre los efectos negativos de este fenómeno:
El pensamiento paranoide. “Tiene que ver con que al final me pongo en contra de los demás y eso me encierra en mí mismo y me hace ser una persona que vive en una especie de gueto donde todos piensan como yo”, indica.
Posición más depresivo-ansiosa. Según el experto, se trata de pensar que los demás me pueden hacer daño. Así, por ejemplo, “recibir todos esos mensajes que advierten de lo mal que va el mundo llevan a la desesperanza, al pesimismo… Todo eso genera a mucha gente una ansiedad tremenda”.
¿Cómo ser moderado?
Gutiérrez cita al actor de cine Juan Luis Galiardo: “El mal uso de la palabra es el que te lleva al inicio de la locura”. De esta manera, “tendríamos que pensar cómo podemos utilizar las palabras de una manera más sana mentalmente. Si habláramos así o intentando ver en el otro qué parte de verdad tiene, me parece que iría todo infinitamente mejor y nos ayudaríamos mucho más los unos a los otros”, manifiesta.
Por su parte, Molinero expresa la necesidad de ser conscientes de que el auge de la polarización actual tiene sus raíces en gran parte en el cambio tecnológico, la globalización y el cambio demográfico. “Y no podemos volver atrás, es imposible. No podemos destruir estos fenómenos que a su vez han generado beneficios sociales tan importantes”, advierte.
Sin embargo, en un alarde de optimismo, es importante destacar medidas que podrían hacer que la sociedad fuera más madura política e ideológicamente hablando, “y a pesar de ser guiada por los sentimientos, (cosa que como hemos dicho antes, siempre pasará), haga una reflexión informada de los hechos sobre los cuales ha de posicionarse”.
La experta aconseja, por ejemplo, contrastar las noticias de los medios de comunicación a través de varios canales de diferentes ideologías sobre un mismo suceso. Por otra parte, es positiva “la educación emocional que se está desarrollando en las aulas, donde multidisciplinariamente se practican valores como la empatía, el pensamiento crítico, el debate…”.
Otra medida que sería interesante enfatizar podría ser la participación de la comunidad: “Abrirse a la diferencia en jornadas intergeneracionales o interculturales donde se presentan diferentes puntos de vista ante una problemática quizás desconocida para muchos, así como una visión positiva de colectivos con los cuales no habrían tenido nunca contacto sino”.
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