Las zapatillas de andar por casa, ¿más recomendables que ir descalzos? La respuesta dependerá de algunas variables.
Si es invierno, las zapatillas. Si es verano, las chanclas. Son lo primero que los pies buscan cuando bajan de la cama al suelo. Pero, ¿de verdad es necesario calzarse estando en casa?
“El ser humano nace descalzo, no calzado. Eso es porque los pies van a poder caminar sin necesidad de zapatos”, resalta a CuídatePlus Juan Carlos Montero, podólogo. Sin embargo, el experto reconoce que las temperaturas y las agresiones externas provocan la necesidad de calzarse. Entonces, ¿qué es lo más adecuado? “Por norma general, dependerá de cada persona”, responde el experto, quien entra a detallar diferentes variables por las que alguien podrá decantarse por una u otra opción.
Para empezar, continúa, en el caso de los niños, “lo recomendable es que el pie esté lo más en libertad posible, descalzos o con calcetines antideslizantes. Estamos hablando de un pie en desarrollo que recibe mucha información por parte del suelo y que necesita relacionarse con el medio”. De hecho, según una guía de la Asociación Española de Pediatría (AEP), “en la mayoría de los casos, y sobre todo en ausencia de patología o deformidad alguna, el niño puede iniciar el apoyo del pie y la marcha por casa con calcetines que le protejan del frío”.
Todo lo contrario ocurre con los mayores, un grupo más vulnerable. “Una persona anciana puede presentar un problema en cuanto al equilibrio o sufrir algún proceso reumático o de artrosis”, explica Montero, quien, por tanto, afirma que es conveniente que los pies de estas personas tengan cierto soporte aunque se encuentren en casa.
Y, ¿qué ocurre con el resto de la población? El experto apunta que caminar descalzo ayuda al desarrollo de la musculatura intrínseca del pie, por lo que puede ser un buen ejercicio, “sobre todo en un ambiente controlado como es nuestro hogar, donde el suelo está limpio, recto, no quema y no está frío”. Además, agrega que ir sin zapatillas puede ser hasta relajante: “Asociamos volver a casa de trabajar con el descanso. Cuando llegamos, solemos quitarnos el calzado que hemos utilizado en la calle. Estar descalzo favorece esa relajación que necesitamos después de un día duro”.
Eso sí, el podólogo advierte que hay que tener en cuenta el material del suelo. Si es deslizante, hay un mayor riesgo de tropezar. Por otra parte, en espacios como la cocina, donde hay más humedad, también puede ser más apropiado calzarse. “Hay otra variable en la ecuación. Las casas no son diáfanas, hay sillas, mesas y, en general, muebles con los que sufrir un pequeño traumatismo involuntario. Las fracturas del cuarto y quinto dedo del pie son muy típicas por este motivo”.
Valoradas todas las situaciones descritas, Montero concluye que ir descalzo es algo beneficioso, siempre que se considere tanto el perfil de la persona como el medio en el que se mueva.
Qué deben tener unas buenas zapatillas
La primera recomendación es básica: hay que calzarse según el tipo de actividad que se realice. “No nos podemos poner el mismo calzado para correr, que para ir a una cena elegante o para trabajar, donde a lo mejor hay que pasar mucho tiempo de pie”, manifiesta Montero.
El especialista comenta que, por suerte, las alternativas para elegir calzado de estar por casa son variadas. De acuerdo con él, las características principales es que sean unas zapatillas ligeras, flexibles, cómodas y blandas. “En principio, nuestros pies en casa no trabajan mucho. No necesitan materiales que sujeten mucho o que sean más protectores, a no ser que se trate de una persona mayor, caso en el que se requiere de un calzado con un buen agarre posterior que aporte estabilidad”, expresa.
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