El cáncer de ano es una enfermedad rara y, como tal, poco conocida. Te contamos qué signos pueden avisar de su aparición y qué medidas preventivas se están investigando
El cáncer de ano es un tumor muy poco frecuente en la población general. Es una enfermedad rara y se estima que se producen de 1 a 2 casos por cada 100.000 personas. Es más habitual su aparición en mujeres a partir de los 60-70 años donde la frecuencia sube a 2-2,5 por 100.000 personas. Cristina Centeno, miembro del equipo de Investigación Biomédica en Ginecología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, explica que más del 90% de los casos está producido por el virus del papiloma humano (VPH), igual que el cáncer de cuello de útero.
Síntomas más frecuentes
Los signos más frecuentes de que ha aparecido un cáncer de ano son:
Sangrado al defecar.
Dolor.
Aparición de algún bulto.
Cuando aparecen estos síntomas es importante acudir al médico. Muchas veces el hecho de confundirlo con una hemorroides, y quitarle importancia, o por vergüenza, la persona no va a revisar la aparición de estos signos. “Si el sangrado se mantiene y se nota un bulto doloroso hay que acudir al médico”, dice Centeno.
Normalmente vamos a detectar sangre roja cuya cantidad variará en función de la localización del tumor, si está justo en la entrada del ano o si está dentro del canal a 2 ó 3 centímetros, por ejemplo. Centeno explica que según el cáncer crece también lo hará el sangrado. De hecho, la falta de pruebas de prevención de la enfermedad en las mujeres produce que el 45% de los casos de cáncer anal se detecten en estadios avanzados (3 y 4).
Prevención en mujeres
Prevenir este cáncer o detectarlo de forma temprana es difícil. Al ser un cáncer tan poco conocido y frecuente poco se ha incidido en su prevención aunque se está investigando en ello. “Se trata de un cáncer que se parece al cáncer de cuello de útero porque tiene la misma etiología, es decir, se inicia por una infección por el VPH que no se cura y con el tiempo en edades avanzadas pueden aparecer primero lesiones precancerosas y después cáncer”.
Centeno explica que hay que analizar qué mujeres son las que tienen más riesgo de desarrollar cáncer de ano. De momento no hay conclusiones, pero sí está establecido que las mujeres que han tenido un cáncer por VPH en el cuello de útero, vagina o vulva y las mujeres que han recibido un trasplante y están en tratamiento con inmunosupresores tienen mayor riesgo de cáncer de ano.
En cifras, el 41% de las mujeres con infección por el VPH16 presentan también el mismo virus en el ano, lo que eleva el riesgo de cáncer anal en la sexta y séptima década de la vida.
Prevención en hombres
Hasta ahora sí se sabe que los varones con VIH positivo que tienen relaciones sexuales con hombres tienen más riesgo de cáncer de ano. “Este grupo de hombres tiene tanto cáncer de ano como las mujeres cáncer de mama. Ahí se ha empezado a investigar cómo poder prevenir lo en este grupo”.
Hasta el momento la investigación se está centrando en realizar un abordaje similar a la citología que se realiza a las mujeres en cáncer de cérvix. Al realizar una citología periódica podría terminar por hallarse si se ha producido una lesión precancerosa. “Si la diagnosticamos y la tratamos podemos prevenir el cáncer de ano. Eso es lo que se está empezando a demostrar: que tratando las lesiones precancerosas se puede disminuir el cáncer de ano en este grupo de pacientes”, dice Centeno.
¿Cómo se produce la infección?
Cualquier tipo de relación sexual, también vaginal, produce la infección en el ano. “No hace falta que se trate de un coito anal. Eso se cree según las últimas investigaciones. También se podría producir esa infección al ir al baño y limpiarse después de defecar. Como vagina y ano están separadas por pocos centímetros es muy probable que se infecten tanto vagina como ano”, explica Centeno.
Las lesiones escamosas ocasionadas por el virus VPH acostumbran a aparecer en el cuello del útero sobre los 30-35 años, pero en la vagina, vulva y ano hacia los 50-60 años. Si no se detectan a tiempo esas lesiones pueden acabar generando un cáncer de cuello de útero o de ano.
Tratamiento del cáncer anal
“De momento en lo que estamos trabajando es en las mismas pruebas que para el VPH, es decir, la prueba del virus papiloma, las citologías y las biopsias para terminar de diagnosticar”, dice Centeno.
Una vez detectado, el tratamiento de las lesiones precancerosas es complicado. Normalmente cuando se detecta una lesión precancerosa por el VPH se extirpa esa zona sin afectación sexual o reproductiva. ”El problema es que en el ano no podemos extirpar una parte porque afectaría a la vida digestiva, diaria y sexual en algunos casos. Por eso los tratamientos son menos agresivos y consisten en la aplicación de una sustancia tópica, corrosiva o de calor sobre las lesiones detectadas.
También se puede utilizar radioterapia: “es un tumor que responde muy bien a la radioterapia. Se da un poco de quimioterapia para que la radioterapia sea más efectiva. Si con eso no hay resultados entonces hay que hacer cirugía. Es un tratamiento agresivo. Nos interesa diagnosticar los tumores lo antes posible para que con una radioterapia se puedan curar y puedan seguir con su vida normal”.
Vacunación del VPH
El cáncer de ano está producido en el 80-85% de los casos por el virus 16 y 18 del papiloma humano. Ambas cepas del virus están incluidas en la vacuna que se aconseja a niñas y niños entre 12 y 18 años. “Cuando estos chicos tengan entre 60 y 70 años veremos que ya no tienen cáncer de ano pero hasta entonces faltan 50 años en las chicas y 60 en los varones”, dice Centeno.
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