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¿Chanclas en verano? No es la mejor idea y esta es la razón

Las chanclas son un calzado muy común en verano. Sin embargo, los expertos advierten de su uso excesivo, pues no se trata de la mejor opción para el pie. 



De arriba a abajo: tirantes, pantalón corto y chanclas. Es el outfit del sol, del calor, del verano. Y sí, los tirantes y el pantalón corto van acompañados de un tick verde y grande. En cuanto a las chanclas… ¿por qué pueden estar marcadas por una cruz roja?  “Son un calzado destinado a ser utilizado en la playa y en la piscina. No tienen ningún tipo de control en cuanto a la sujeción, pero nos protege en estos medios y hace que el pie no vaya descalzo”, explica a CuídatePlus Juan Carlos Montero, podólogo.


El especialista recuerda que ir descalzo en la piscina aumenta el riesgo de padecer algún tipo de infección; y en la playa, de sufrir un corte o daño por algún golpe con una piedra. Sin embargo, apunta que en el día a día es habitual ver a gente por la calle, especialmente jóvenes, con chanclas. Según Montero, “esto es una práctica peligrosa porque una de las cosas que debe aportar un zapato es cierto nivel de sujeción cuando vamos caminando. Sin ella, hay más posibilidad de sufrir una caída”. Por ejemplo, Montero señala que no es raro ver casos de personas que se quedan enganchadas en escaleras mecánicas por usar chanclas. 



Desde el Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM), recomiendan alternar las chanclas con otro tipo de calzado que sujete más el pie. Pablo Herrera, vicedecano, recuerda que vamos calzados diez meses al año y “si de repente pasamos en chanclas gran parte del tiempo, el pie se resiente mucho más que si lo sometes a rutinas exigentes corriendo todos los días”. 


Los esguinces de tobillo o torceduras se encuentran entre las lesiones más comunes y no sólo en los deportistas, sino en la población general debido al uso de un calzado inadecuado. Marco Antonio Strocchia, traumatólogo del Hospital Nuestra Señora del Rosario no aconseja usar chanclas para todo: “Es preferible hacer deporte siempre con un zapato apropiado para ello”. 


Cómo debe ser el calzado de verano

Por ello, Montero sugiere que, en lugar de chanclas, se utilicen sandalias que tengan tiras de sujeción. “Es un calzado fresco y con el que no se corre riesgo de caída”, afirma. Sobre los tipos de sujeciones, distingue entre la anterior y la posterior. “Siempre es recomendable que tenga cierta sujeción a nivel posterior, sin que tampoco haya que ponerse la típica sandalia que nos llegue más arriba del tobillo”, añade. 


Asimismo, Montero apunta que cada persona tiene unas necesidades determinadas, por lo que no a todas les irá bien el mismo calzado. En este sentido, es conveniente consultar con un podólogo para dejarse asesorar, pues hay distintos elementos a considerar: el tipo de pie, de marcha, de altura requerida, etc. 


Otra variable de la ecuación es el material. En este punto, el podólogo advierte que hay zapatos que pueden ser muy bonitos y muy baratos. “¿Por qué? Porque son de un mal material. Siempre es preferible utilizar un material más natural que uno de tipo plástico. Un plástico malo lo primero que hace es no dejar transpirar bien el pie, lo que puede causar un exceso de sudoración y mal olor”, resalta. Más allá del olor, el sudor también puede ocasionar una rozadura, una ampolla o algún otro tipo de heridas. 

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