El Real Madrid ha presentado un plan de choque para reducir el número de decibelios de los eventos que se organizan en el Santiago Bernabéu. La exposición prolongada al ruido tiene numerosos efectos sobre la salud, desde acúfenos hasta trastornos del sueño o enfermedades coronarias.
El Real Madrid ha presentado un plan de choque con el objetivo de aliviar las molestias generadas a los vecinos por los distintos eventos que en el Santiago Bernabéu se organizan. Mientras que el club considera su propuesta “positiva”, a los afectados les parece “insuficiente”. Y en medio de este rifirrafe, CuídatePlus lanza la pregunta: ¿cómo afecta el ruido a la salud de las personas?
Lo cierto es que el ruido puede tener efectos adversos sobre casi la totalidad de los elementos del organismo humano. Entre los principales efectos nocivos del ruido ambiental están la molestia severa, los trastornos del sueño y las enfermedades coronarias, según la Sociedad Española de Acústica (SEA).
La molestia no es una patología en sí misma, pero produce en las personas que la sufren estados de ánimo de estrés y ansiedad que pueden desembocar en afecciones psíquicas y fisiológicas. En este sentido, un reciente estudio publicado en la revista JAMA Network Open con datos de más de 9.000 personas encontró que una mayor exposición al ruido durante la infancia y la adolescencia se asoció con un incremento en el riesgo de ansiedad.
Las alteraciones del sueño son los efectos más habituales y provocan en las personas que las padecen cansancio, irritabilidad e insomnio crónico. Serían especialmente sensibles las personas mayores, aquellos con trastornos físicos o mentales o con trastornos del sueño. Entre sus posibles consecuencias, destacan: fatiga, estado de ánimo depresivo y disminución del rendimiento, así como del estado de alerta.
Acerca de las patologías coronarias relacionadas con la exposición al ruido son, según los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, las causantes de 48.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica y 12.000 muertes prematuras cada año en Europa. En cuanto a las reacciones inmediatas que pueden producirse ante el ruido, son la dilatación de las pupilas, apertura y cierre rápido de los párpados, taquicardias, contracción de los músculos, mayor actividad de estos, agitación respiratoria y reducción de la secreción gástrica, entre otros.
Efectos auditivos
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1.000 millones de personas de edades comprendidas entre los 12 y los 35 años corren el riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada y excesiva a música fuerte y otros sonidos recreativos. “Millones de adolescentes y jóvenes corren el riesgo de sufrir pérdida de audición debido al uso inapropiado de dispositivos de audio personales y a la exposición a niveles de sonido nocivos en lugares como clubes nocturnos, bares, conciertos y eventos deportivos”, señala Bente Mikkelsen, directora del Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la OMS.
La pérdida de audición será crónica o no dependiendo de la causa que la haya originado. Si esta se debe a un traumatismo acústico, será difícilmente recuperable. En el caso de someterse de forma regular a intensidades de ruido elevadas durante periodos de tiempo prolongados, la pérdida se hace permanente e, incluso, se asocia a otros problemas como los acúfenos o el tinnitus, que es aquel tintineo o zumbido que se percibe en los oídos o en la cabeza sin que exista una fuente exterior de sonido. Tras un ambiente con mucho ruido como un concierto, es muy habitual sufrir de este problema de forma temporal. Sin embargo, en algunos casos, esta afección puede durar meses o años.
¿Cuánto ruido es demasiado?
La OMS ha establecido unas recomendaciones de niveles sonoros máximos para mantener el número de personas afectadas en unos porcentajes bajos.
“Desafortunadamente, nuestra legislación es mucho más permisiva, y los límites legales, denominados Objetivos de Calidad Acústica y establecidos en el Real Decreto 1367/2007, son muy superiores a los niveles recomendados por la OMS”, lamentan desde la SEA.
Carlota Sáenz de Tejada, investigadora postdoctoral en la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, explica que la actual Directiva de la Unión Europea (UE) sobre el ruido ambiental (END, por sus siglas en inglés) no establece valores límite, sino niveles a partir de los cuales se han de notificar.
“Para cumplir con la directiva, los mapas estratégicos de ruido deben mostrar las zonas en las que el nivel de ruido diurno, vespertino y nocturno (Lden, por sus siglas en inglés) es superior a 55 decibelios (dB) y el nivel de ruido nocturno (o Lnight) es superior a 50 dB. Esto significa que actualmente faltan datos sobre el número de personas expuestas por debajo de 55 dB Lden y 50 dB Lnight, ya que la notificación de estos niveles por parte de los países es voluntaria”, detalla.
Además, continúa la especialista, “los umbrales actuales de la UE son demasiado elevados y deberían actualizarse de acuerdo con las últimas directrices de la OMS. Los efectos sobre la salud se producen a niveles inferiores a estos umbrales, por lo que es probable que se estén subestimando los efectos del ruido sobre la salud”.
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