La mujer solo por serlo tiene más riesgo de infecciones vaginales y urinarias. Sara Matesanz, fisioterapeuta, te da las claves para conseguir evitarlas este verano
Las infecciones vaginales pueden ser un problema de cara al verano. “En verano parece que las cándidas y las infecciones de orina quieren venirse de vacaciones con nosotras”, explica a CuídatePlus Sara Matesanz, fisioterapeuta y experta en salud femenina. Y es que en la zona genital con el calor tiende a acumularse más humedad y a que la zona transpire menos.
La mujer por su biología es más propensa a padecer infecciones urinarias y hongos vaginales. Por eso hay que prevenir, en la medida posible, su llegada, especialmente en la época estival. Matesanz explica que “la cándida es un hongo que vive en la microbiota, pero cuando prolifera termina por producir una candidiasis”. Sus síntomas más habituales son el picor intenso, el enrojecimiento y escozor en la vulva y en la vagina. Además el flujo aumenta y se convierte en blanco y grumoso.
Como en casi todo se trata de cuidar la microbiota vaginal para evitar la aparición de disbiosis vaginales y de vaginosis bacteriana, y acudir al especialista cuando haya infecciones de repetición. Esa microbiota también es esencial para las infecciones de orina o cistitis, que suelen presentarse con ardor al orinar, ganas de hacer pis y dolor o incomodidad continua.
Prevenir infecciones en verano
Matesanz, autora del libro Duerme sin bragas, añade que para mejorar o evitar ese contagio de infecciones no sólo en verano, que también, podemos llevar a cabo una serie de hábitos de vida saludable:
Cuidar la alimentación también en vacaciones. “No hay que olvidarse de las verduras, de las frutas… de comer variado”.
Los refrescos, el tinto de verano, las cervezas y las copas no hidratan. Además, “contribuyen a que la microbiota empeore. Reducir estas bebidas, hidratarnos con agua y beber lo suficiente es muy importante”.
Cambiar el bañador después de bañarnos en el mar o en la piscina, aunque no sea de forma inmediata, pero sí temprana.
Todas tenemos predisposición a cándidas o a infecciones de orina, por lo que es mejor el baño en el mar antes que en la piscina por los químicos que contiene, salvo que se trate de una piscina de sal.
Tomar el sol a horas adecuadas, por la mañana y en el atardecer para mejorar los ritmos circadianos, que también tienen mucha relación con la microbiota.
Cuidar los productos de higiene menstrual. Matesanz explica que si utilizamos los salvaslips, las compresas y los tampones también alteran la microbiota al absorber el flujo menstrual y dejar las mucosas un poco más desprotegidas.
Cuidar la higiene con las relaciones sexuales, tanto si utilizamos juguetes sexuales o proptegernos con aquellas parejas con las que pueda haber riesgo de infecciones de transmisión sexual.
Evitar el tabaco.
Dormir sin bragas o ropa interior no muy ajustada.
Hidratar bien la vulva.
¿La depilación afecta a la salud íntima?
Cada vez es más común que se realice la depilación del pubis y de los genitales. “No es más higiénico. El pelo tiene la función de proteger de infecciones y de rozaduras, así como de mantener la temperatura y la humedad adecuada”, explica Matesanz.
Huye de los remedios de la abuela
El libro de Matesanz también tiene cabida para rechazar remedios caseros como utilizar yogur o ajo para solucionar problemas vaginales. “Ni el yogur tiene los mismos lactobacillus que tu vagina necesita (y mucho menos los que venden en el supermercado) ni el ajo va a salvarte la vagina, en todo caso, ayudará a irritártela”, matiza en sus páginas.
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